LA VIEJA SIRENA
La historia que voy a
relatar sucedió en 1998, un año antes de que yo naciera. Sucedió en el Tíbet.
Mi padre llegó al campo base del Gyala
Beiri, una montaña casi desconocida de más de siete mil metros. Allí
recibió un mensaje de un amigo pidiéndole que escribiera un libro sobre su
experiencia en el K2, donde había
perdido un amigo y varios dedos de las manos. A él le pareció tan estupenda la
idea, que se puso a escribirlo allí mismo. Mientras lo escribía, recordó un
libro titulado “La Vieja Sirena”. Recordó este libro porque le encantaba cómo José
Luis Sampedro describía el concepto de lugares fronterizos. Cuando volvió al
hotel de Lhasa, en la capital del Tíbet, se fijó en una balda en la que los
clientes del hotel dejaban libros que ya habían leído. La mayoría estaban en
inglés, pero vio uno en castellano titulado “La Vieja Sirena”. Cuando lo
abrió, descubrió tres iniciales escritas: VLM y los números 25-6-90. Las letras
significan Violeta López Martínez, el nombre de mi madre. Y los números, la fecha
en la que se lo regalaron, o sea su cumpleaños.
JON SAN SEBASTIAN (2.A)
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